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Brasero de Bronce

Objeto del Mes

Brasero de Bronce

Publicado el 23/06/2015
Objeto de la familia Vicuña Subercaseaux.

Con la llegada del invierno y del frío, empezamos a sacar nuestras estufas a gas, eléctricas, guateros, calientacamas eléctricos y un sinfín de artilugios que usamos para mantener calefaccionados nuestros hogares y lugares de trabajo.

Pero, ¿qué se usaba en los tiempos de Benjamín Vicuña Mackenna para mitigar el frío en los hogares? Generalmente, se utilizaba el brasero.

El origen del brasero es muy antiguo, de diverso materiales y formas, pero básicamente consiste en un recipiente de cobre o hierro, en cuyo interior se colocan brasas ardiendo. En Chile se utilizó el brasero principalmente durante la Colonia y gran parte del silgo XIX, sobre todo en las casas de la aristocracia chilena, ya que éstas eran muy grandes y con techos muy altos, por lo que necesitaban calentarse, sobre todo en Invierno. Todavía hoy se utiliza en muchos lugares de Chile.

Usualmente el brasero se ubicaba en el salón, que era el lugar donde se socializaba y donde además se compartía el mate. Por ello, la función del brasero no era sólo la de temperar la habitación, sino que servía para calentar el agua del mate.

Por ello el brasero, además de servir como calefacción, era el elemento principal en torno al cual se realizaban las reuniones sociales, almuerzos familiares, tertulias y conversaciones de todo tipo.

Mary Graham (1785 - 1842), viajera y escritora inglesa, describió en su paso por Chile, el uso del brasero de la siguiente manera:

"Las personas mayores conversaban alrededor de un brasero, resguardadas por una gruesa cobertura, dispuesta de tal modo que a la vez que conducía el calor a las rodillas impedía que subieran hasta la cabeza los nocivos gases del carbón".

El brasero, entonces, no era un sistema del todo seguro, ya que podía provocar incendios, problemas respiratorios e incluso la muerte por intoxicación debido al monóxido de carbono.

Pero, como ya hemos mencionado, el brasero además de entibiar el ambiente, servía para preparar el tradicional mate, y Mary Graham lo describe así en su "Diario de su residencia en Chile (1822) y de su viaje al Brasil (1823)":

"Una de las amigas de la señora bajó entonces del estrado y se sentó en el borde de la plataforma, delante de un ancho brasero lleno de carbón encendido, en el cual había una tetera de cobre llena de agua hirviendo. Pasáronsele a la que iba a preparar el mate los útiles necesarios, y ella, después de cebar la taza con los ingredientes acostumbrados, vertió sobre ellos el agua hirviendo, se llevó la bombilla a los labios y después de chupar el mate me lo pasó a mí; pasó largo rato antes de que pudiera atreverme a probar el hirviente brebaje, que si bien más áspero que el té, es muy agradable."