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NIÑAS, NIÑOS Y LUGARIDAD

La Columna del Museo

NIÑAS, NIÑOS Y LUGARIDAD

Publicado el 01/10/2016
La Columna del Museo del mes de octubre, escrita por Irene de la Jara Morales, invita a reflexionar en torno a la relación entre las niñas y niños con la ciudad que habitan.

Los lugares son espacios construidos por las personas, son la expresión de las historias, de los afectos, de las vergüenzas, de los miedos. No son espacios estáticos ni fijos, tienen siempre la posibilidad de convertirse en otro lugar. Pensemos en la sala de un jardín infantil: es el espacio con mesas donde niñas y niños pueden dibujar; si se sacan las mesas, se puede bailar; si se hace un semicírculo, se transforma en el lugar del cuento….Pero ¿es un lugar de conquista? o ¿es un espacio previamente diseñado en función de un curriculum? Son escasas las oportunidades para que niñas y niños puedan pensar los lugares que habitan; de hecho, la mayoría de las veces los espacios y tiempos de juego son intervenidos sin que la voz de la infancia sea considerada en esa decisión.

¿Cómo se manifiesta esta realidad a nivel de ciudad? ¿Pueden niñas y niños opinar en torno a sus espacios? ¿Hay una oportunidad para su propia narrativa en relación con la ciudad que habitan? Ciertamente estamos aún muy lejos de un verdadero protagonismo de la infancia; incluso su participación, muchas veces, se convierte más bien en un ensayo de ejercicio ciudadano, dado que no existe un reconocimiento claro del aporte de esa participación y tampoco aquella deriva en decisiones.



Por lo pronto, sería interesante "callejear" la ciudad potenciando la posibilidad de que niñas y niños la miren como espacio legible, entendiendo que la ciudad tiene sendas, bordes, barrios, nodos e hitos que pueden ser leídos de múltiples formas. ¿Qué actividades realizan en cada una de esas zonas? ¿Son visitantes, autóctonos, exploradores? ¿Cuál es el mapa íntimo de su ciudad? ¿Qué cosas duelen en la ciudad? ¿Qué quisieran atesorar como memorable?

Los lugares son espacios físicos y simbólicos, pero también son atmósferas poéticas que nos entregan imágenes y textos con los que vamos conformando la memoria. Por eso es tan importante que la ciudad, como cualquier otro lugar habitado por la infancia, no sea sólo un objeto físico e impuesto, sino también un territorio creado, imaginado, poetizado, narrado…de modo tal que sin caminarlo siquiera, niñas y niños puedan volver a él de vez en cuando.

Mientras sigamos pensando la infancia, al decir de Ballestin (2009), como "efímeros y frágiles apéndices sujetos a un proceso de socialización", nos perderemos (nosotros, los adultos) la oportunidad de conocer nuevos imaginarios y ver la ciudad desde otra altura.

Irene de la Jara Morales es Educadora de Párvulos, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación; Psicopedagoga, Universidad Central; Magíster en Educación, mención Currículum y Evaluación, Universidad de Santiago de Chile; Diplomado en Metodologías Activas de Aprendizaje, Universidad Finis Terrae; Magíster © en Neurociencias Aplicadas a la Educación Infantil, Universidad Finis Terrae; Diplomado en Currículum Universitario, Universidad Finis Terrae. En la actualidad se desepeña como Responsable del Área Educativa de la Subdirección Nacional de Museos de la DIBAM. irene.delajara@museosdibam.cl



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Para ser publicado el primer día hábil de cada mes, la Columna debe ser enviada hasta el día 20 del mes anterior.