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Salgamos a la calle y construyamos la ciudad

La Columna del Museo / Noviembre 2016

Salgamos a la calle y construyamos la ciudad

Publicado el 02/11/2016
El columnista escogido del mes, Uri Colodro, nos invita a reflexionar en torno a la mercantilización de la ciudad, donde el urbanismo es entendido como valor de cambio.

La mercantilización de la ciudad, donde el urbanismo es entendido como valor de cambio, se enfoca cada vez más en ofrecer experiencias espaciales que se asemejen a la añorada y cada vez más valorada "vida de barrio". Sin embargo, no es más que un producto artificial, ya que somos los habitantes de las grandes urbes quienes nos ponemos barreras para volver a disfrutar de nuestras calles como eje de la vida urbana.

¿Cómo podemos construir relaciones sociales barriales si cada nuevo proyecto habitacional se vende acompañado de sistemas de panoptización espacial y social cada vez más complejos? Y es así como la inseguridad ciudadana (o mejor dicho, su percepción) se vuelve en la excusa más fuerte para dejar a un lado los espacios públicos.

Como sociedad, hemos dejado de construir ciudad, reemplazando los barrios por condominios herméticamente cerrados y las calles por centros comerciales donde la función de socialización queda relegada a un segundo plano.

La privacidad de las personas también queda totalmente olvidada. Somos nosotros mismos, quienes bajo el mismo argumento de inseguridad, permitimos llenar la urbe de cámaras y controles de ingreso que llegan al punto de que las visitas queden registradas con número de documento y firma, en un roñoso libro comunitario, como si se tratase de delincuentes que cumplen una condena.

Justificando estas prácticas, sobran los motivos para olvidarse de la existencia de las aceras, las plazas y los parques como espacios para caminar cuando cae la tarde, para tomar un café o para conversar con nuestros vecinos. Los demás urbanitas se convierten en completos desconocidos, en quienes vemos una amenaza antes que una oportunidad de poder generar nuevos lazos.

Depende de nosotros, entonces, realizar un cambio de paradigma, en el cual los ciudadanos volvamos a apropiarnos de nuestras calles y nuestras ciudades; que vivamos los espacios públicos como se ha hecho tradicionalmente y que exijamos a las autoridades mejorar su calidad espacial con un buen diseño, accesibilidad universal e integración con los demás espacios privados que componen la ciudad. Vivir en una metrópolis no tiene por qué ser sinónimo de inseguridad; más bien, debería ser sinónimo de diversidad, encuentro, apropiación y vitalidad que restaure los tejidos sociales desde una perspectiva que tenga como eje central la integración.

Uri Colodro Gotthelf es Investigador. MSc (c) Governance of Risks and Resources, Universität Heidelberg. Geógrafo y Licenciado en Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Correo electrónico: jucgotthelf@gmail.com