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La necesidad de una pedagogía urbana

La Columna del Museo

La necesidad de una pedagogía urbana

Publicado el 30/08/2016
La Columna del Museo de septiembre resalta la necesidad de una pedagogía urbana que enfatice el diálogo, dominando conceptos democráticos para ejecutarlos en barrios, y hacer que los jóvenes se sientan partícipes de sus ciudades.

Tantas horas de clases que confabulan en contra del mismo sistema por caer en más de que ya hay o en un discurso vacío, medido en torno a estándares que en sí no reflejan el todo que requerimos a nivel social y, a la vez, tantas necesidades que se podrían potenciar en aquellos tiempo agónicos de miles de estudiantes y adultos que son o serán ciudadanos.

El ciudadano global que vive en una hiperindustria cultural, pierde el norte cuando debe desplazarse por la ciudad real, sigue en la medida de lo posible hiperconectado. Lejos se oyen los estertores de una ciudadanía democrática, más aún de una formación vial o de un cuidado ecológico que apunte a mejorar en concreto los entornos. Si bien existen algunas unidades en los libros escolares que abordan las "voces de la calle" no prosperan en el provecho de aplicarlos en lo real. ¿Cómo rescatamos la memoria bajo ésta nueva ciudadanía desterritorializada? Sé que hay algunos casos en que se da maravillosamente a modo de iniciativas a seguir, pero me reconozco una insatisfecha social, considero que falta aprovechar los espacios con que cuentan los jóvenes para hacer una inversión de conciencia social y, a la vez, es tanto lo que didácticamente se puede enfatizar que no se puede soslayar ninguna iniciativa de ésta índole.

En la cancha se debería atender la diversidad cultural, la marginación, la solidaridad, la cultura urbana en sí, con una injerencia en proyectos que busquen transformar sociopolíticamente el territorio y la ciudad. Es una forma de potenciar el desarrollo local, de vincular, de educar para lo real con iniciativas frescas, que nazcan de ellos mismos, desde ahí se profundiza la democracia y se forma con entereza a los nuevos ciudadanos. Es a la vez una invitación a ver con otros ojos la vocación docente, que requiere gatillar ésa vinculación y lograr proyectarla.

Imagino una pedagogía urbana que enfatice el diálogo, que domine conceptos democráticos ejecutándolos en sus barrios y en los roles electorales, que faculte la transversalidad de los proyectos sociales considerando los intereses de las personas, relacionándolos con las redes sociales y la globalización. Que la educación cobre un sentido real haciendo que los jóvenes se sientan partícipes de sus ciudades y que comprendan el espacio que les corresponde en los procesos democráticos. ¡Evaluemos ése proyecto!

Carolina González Prouvay: Docente de lenguaje y comunicación, Magíster en literatura chilena y latinoamericana, Universidad de Santiago de Chile. Actualmente imparte clases para la Fundación Carlos Condell. carolinacgp@yahoo.es

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