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Busto de Januario Ovalle Vicuña

Objeto del Mes:

Busto de Januario Ovalle Vicuña

Publicado el 27/07/2021
Januario Ovalle
Uno de los primos más cercanos de Benjamín Vicuña Mackenna, a quien le dedicó el texto "Recuerdos íntimos. A la grata memoria de don Januario Ovalle Vicuña".

El busto de Januario Ovalle Vicuña (1826-1885), que pertenece a la colección patrimonial del Museo Benjamín Vicuña Mackenna, es una escultura realizada en mármol que representa una figura masculina con barba, bigotes y cabello ondulado, que viste camisa, corbata de lazo y chaleco abotonado. Este objeto, mide 56 centímetros de alto, 48 centímetros de ancho y 31 centímetros de profundidad.

El creador del busto, Miguel Giacomino Manchineli (1902-1938), fue un escultor italiano que llegó a Chile contratado por el entonces presidente Jose Manuel Balmaceda. Según se establece en el Boletín de Monumentos Históricos de Monterrey (Tercera época, número 21, enero-abril 2011), Giacomino "se hizo el escultor de moda en Santiago. Un evento donde se manifestó su gran habilidad para retratar rostros fue el hecho de que un familiar del difunto Januario Ovalle Vicuña mandó a hacer a París su busto-retrato; no quedando conforme con el trabajo, llamó al escultor Giacomino, quien en 1893 hizo el busto de dicha persona de tal manera que acrecentó su fama".

Este objeto patrimonial, que lleva en el costado lateral izquierdo la inscripción "Miguel Giacomino esculpió 1893", fue donado en 1957 al Museo Benjamín Vicuña Mackenna por la familia Orrego Vicuña, con motivo de la inauguración del Museo.

Por su parte, Benjamín Vicuña Mackenna, al fallecer su primo hermano, redactó el texto "Recuerdos íntimos. A la grata memoria de don Januario Ovalle Vicuña" que fue editado en 1885 en Santiago, por la Imprenta Gutemberg. Es un texto breve, de 28 páginas, donde retrata la personalidad de su primo, destacando su alegría y buen genio.

Vicuña Mackenna destaca por ejemplo que "fue esencialmente bueno, festivo, espiritual e inocente. No tuvo nunca un solo enemigo, ni aún el más pequeño, y ha muerto llorado por todos". Y agrega que "todo lo engalanaba con su inagotable alegría, y en las horas tristes su bulliciosa simpatía refrescaba el cálido ambiente e impedía que el dolor marchistase los corazones dentro su cáliz".