Benjamín Vicuña Mackenna y el abastecimiento de agua
En 1873, a raíz del notorio desequilibrio que había comenzado a sentirse en Santiago, entre el aumento de los cultivos y la creciente escasez de lluvia, Benjamín Vicuña Mackenna reunió a una comisión para explorar las lagunas Negra y del Encañado, emplazadas en la cordillera, en San José y en el Valle del Yeso, respectivamente, en las cercanías del Cajón del Maipo
Los objetivos de esta expedición tenían relación con explorar si ambas lagunas tenían valor como surtideros y depósitos permanentes de agua para el uso de la agricultura de la provincia de Santiago; si eran susceptibles de servir como depósitos de agua para casos de sequía extraordinaria; y si tenían algún interés geográfico y geológico para la ciencia. La comisión estaba formada por ingenieros, obreros, empresarios y geógrafos, entre otros especialistas.
Esta exploración duró diez días y se realizó en una embarcación, de la que se conserva un fragmento, que en la actualidad se exhibe en el Museo.
Este estudio demostró que no era posible por el momento recurrir a las aguas de las lagunas Negra y del Encañado para aumentar el riego de las tierras agrícolas de Santiago. Sin embargo, éste sentó las bases para que después se construyera el embalse El Yeso, que hoy alimenta a todo Santiago.
La expedición y todos los aportes que de ella surgieron, se vieron plasmados en la publicación de un libro que reúne apuntes, memorias y datos comprendidos en esta misión: "Esploración de las Lagunas Negra i del Encañado en las cordilleras de San José i del Valle del Yeso: ejecutada en marzo de 1873 por una comisión presidida por el Intendente de la Provincia de Santiago", publicado en 1874 que cuenta con registros fotográficos.
El abastecimiento de agua a la ciudad de Santiago era un tema que a Vicuña Mackenna le provocaba gran preocupación. Por ello nombró una comisión especial de negociación del agua potable. Esta comisión debía buscar la mejor manera de utilizar el agua que en aquel entonces disponía la Empresa de agua potable; aumentar la dotación de agua para abastecer todas las necesidades de la ciudad; determinar el costo que demandaba la prolongación de las cañerías existentes en ese momento, para proporcionar agua a los barrios que aún carecían de ella; y mejorar el sistema de consumo de la ciudad.
Todo esto quedó plasmado en un informe llamado "Piezas y documentos relativos a la organización y ensanche de la empresa de agua potable", publicado por la imprenta de "El Mercurio" en 1872.